Tradicionalmente los fondos de la Unión Europea han sido algo a lo que se podía recurrir sin saber muy bien ni de dónde venían, ni para qué tenían que ser utilizados; sin embargo, esta máxima tan propia de la clase política española, que en el pasado financiaba y aceptaba prácticamente todo, se ha acabado, y desde Bruselas han empezado a indicar a los países en qué quieren exactamente que se invierta el dinero, que es de todos.
Por este motivo han llamado la atención de las autoridades españolas, a las que han pedido un mayor compromiso a largo plazo con las energías renovables con el fin de lograr el famoso objetivo de «20% de energías renovables para el año 2020», al que piensan que podríamos no llegar si seguimos en la dinámica en la que hemos avanzado durante los últimos meses. De hecho, desde la UE solicitan que en adelante los fondos se inviertan de forma más prudente, con especial atención a su uso para proyectos que tengan que ver con la protección del medio ambiente y, en general, con la financiación del desarrollo sostenible del país.
Ni que decir tiene que sorprende ver que mientras otros países tienen Gobiernos que se encargan de velar por los intereses de sus sectores, en España seguimos teniendo que escuchar el sermón de turno desde la UE, precisamente porque en materia de energías renovables, por decir alguna, no estamos haciendo bien las cosas.
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