El poder de la hidráulica

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El agua es poderosa. Solo hace falta observar de lo que es capaz un río cuando viene cargado, o cuando llega un temporal fuerte en la costa. De esta manera resulta lógico pensar en aprovechar esa energía inherente que lleva el agua, así como se ha venido haciendo durante toda la historia de la humanidad.

La energía hidráulica, tal cual la conocemos hoy día, es aquella que obtenemos al provechar la energía cinética y el potencial de las corrientes a agua, sus saltos o las mareas. Se la considera una energía verde, ya que su impacto ambiental es muy bajo, a la vez que usa la fuerza del agua sin represarla. Su transformación existe a muy variadas escalas. Desde una pequeña presa en un río, que mueve una rueda de alas para favorecer el movimiento de un molino rural, hasta las centrales hidroeléctricas de grandes presas (éstas últimas no están consideradas energía verde, sino sólo renovable por el alto impacto ambiental que provocan).

Como toda fuente de energía, presenta ventajas y desventajas. Entre el primero grupo encontramos el alto rendimiento que esta energía ofrece, además que la disponibilidad de agua es inagotable debido a su ciclo.  Por otra parte es una energía 100% limpia, ya que ni genera gases ni produce emisiones tóxicas. Desde el punto de vista económico, presenta la gran ventaja de no utilizar combustibles, es decir, el costo para hacer funcionar una planta hidráulica es prácticamente independiente al precio de los combustibles fósiles.

Pero como no es oro todo lo que reluce, la hidráulica también tiene sus inconvenientes. Por una parte la posible inundación de grandes extensiones de terreno a causa de construir grandes embalses.  Por otra parte, la destrucción que sufre la naturaleza, ya que esta tecnología puede llegar a cambiar los ecosistemas en el río agua abajo, así como modificar el caudal del río al abrir y cerrar repetidamente las turbinas.