Si bien los últimos dos años habían registrado un espectacular crecimiento en cuanto a producción energética, la realidad es que tanta energía eólica no podía conducir a otro punto; y es que el Gobierno de China no ha sabido gestionar adecuadamente las nuevas infraestructuras que ha ido integrando en su red, que ahora producen electricidad en abundancia pero que ni los propios chinos consumen, debido a que su precio no es tan razonable como a priori podría parecer. Mientras el tejido industrial chino hace aguas, otras opciones se aproximan en el horizonte, como el apostar por limitar la producción o procurar lograr el apoyo de grupos de inversión privado. Todo vale con tal de salvar lo que queda del sector, que ya no es mucho.
Supongo que a China siempre le quedará diversificar, y abastecer su siempre hambrienta economía con otros productos que se le han dado bien, como el de los coches ecológicos, en los que sigue teniendo una posición muy importante a escala internacional.
Foto: Philip