Mucho se ha hablado en los últimos tiempos sobre coches eléctricos, y la verdad es que uno acaba por preguntarse si en España estamos realmente preparados para todo lo que su llegada significa, como muy bien ponen de manifiesto en este blog. A diferencia de ellos, yo dudo realmente que al ritmo que vamos podamos cubrir toda la demanda que podría llegar a generarse, seguramente porque aunque ahora las inversiones son fuertes, siempre podría suceder que por razones que no alcanzamos a comprender, las subvenciones se terminasen de buenas a primeras, como ya ha pasado en otras ocasiones dentro del sector de las energías renovables.
¿Qué podemos esperar, entonces? Pues lo primero, responsabilidad. Porque con los 106 puestos de recarga que tenemos en la actualidad, y que efectivamente superan a los de otros países (estando también por debajo del nivel de otras naciones), no podemos mantener el ritmo de inversión esperando poder cubrir todas las necesidades que ello va a generar sin tener que apelar a la privatización (y por tanto, descontrol) absoluta del sector.
En mi opinión, tal vez en España deberíamos hacer un esfuerzo por abrir los ojos, y lanzar una mirada hacia otras oportunidades que se van perfilando en el horizonte, como lo son los coches de hidrógeno. Y es que, por más que insista el Ministro Miguel Sebastián, no sólo de coches eléctricos vive el hombre (español). Por este y otros motivos, creo que ese modelo de desarrollo no lleva a buen puerto, aunque por el bien de muchos inversores espero estar equivocándome.
Foto: David