La tierra volvía a temblar anoche en la costa noroeste de Japón, con un terremoto de nada menos que 6.8 grados en la escala Richter, y el planeta una vez más se conmociona y se pregunta cómo están las cosas por allí, y si se ha arreglado ya el problema tan grave que supone el tener abierta todavía la central nuclear de Fukushima. La triste realidad es que hoy, meses después del accidente, todavía nos encontramos más de un parche en la productora de energía.
Las autoridades japonesas, suponiendo posiblemente que una vez la presión mediática fuese menor sería más fácil gestionar a su manera el asunto, no ha optado por otra cosa que evitar la contaminación masiva del mar y los lugares circundantes. Y todo ello lo hacen dándonos como garantía la contratación de una comisión privada organizada por ellos, que asegura que la radiación no llega en niveles preocupantes a la población japonesa o a otras regiones del país. Mientras tanto, y con las serias dudas que dicha comisión levanta, un nuevo terremoto sacade la zona, y vemos que no están preparados con ningún tipo de plan de emergencia. Nada.
Eso sí, se han asegurado de salir rápido a la primera plana de los medios que han querido atenderles, para afirmar que todo está bien, y que no existe ningún riesgo para Fukushima. Lo cierto es que siguen realizando vertidos «controlados» al mar, y que han ofrecido millones a la gente que vive en la zona para que se vaya. Por algo será.
Foto: Globovisión